jueves, 30 de junio de 2011

Hija de la vida

Hola amigos
En “El País” de los domingos del 19 de junio 2011 apareció un artículo titulado “Si aún estoy por algo es” donde nos cuentan la historia de vida de una anciana de 103 años de edad, Elbia García. Es admirable leer este testimonio de una mujer que sigue asistiendo a la universidad.  A ella le dedico este cuento y le doy las gracias por su ejemplo.
Hija de la vida
Paula Stewart

Estaban en la habitación del hotel, vamos a la rambla que es domingo, amorcito quedate quieta un rato ,apenas se desperezaba la calle Ramírez, Dios me casé con una hiperactiva,¿ te acordás que nos conocimos ahí?,y ya les golpeaban la puerta para el desayuno, ¿ cómo no me voy a acordar? estabas divina con esa capelina blanca, ¡te perseguí hasta que no tuviste más remedio que mirarme!, pícaro ¡te hiciste el que me conocías de Colonia!, toc toc toc, señora, toc toc, su almuerzo señora,¿dónde estoy?, en la Española,¿ ¡qué ¡?, se rompió la cadera y la acaban de operar.
Ahh  ella  recordaba. Tenía 98 años y estaba sola. No no no tengo hambre, los árboles se mecían en el campo esparciendo su perfume, Ah sí la leche tibia quería, hijita sebame el mate, un sinfín de ruidos amaneciendo por doquier, ¡pero toy ordeñando papi!, vení vos que sos mi preferida, la caldera chifla a lo lejos, voy papi, un timbre perfora los oídos, se complicó se complicó es muy viejita.
El cacareo de las gallinas mezclándose al llamado plañidero de las vaquitas, quiero ser maestra papá, Ay mija ¿porqué? no quiere casarse, el perfume a eucaliptus acariciando el aire, el tañir del balde en la cachimba, tira el balde de una vez hermana, el lomo del caballo arquéandose bajo su cuerpo diminuto.
Los gritos de la ambulancia rajaban la calle Blanes, no puede ser Juan Carlos no, señora tenemos que llevarlo, los vecinos acudiendo como pájaros negros frente a su puerta, ¿quiere que llamemos a sus hijos doña?, no pudieron tener repetían los pájaros, no me dejes amor.
Ella recordaba. Tenía 98 y un vacío…El frío de la mañana le hacía cosquillas en la piel, maestra buen día, ¿estudiaron hoy?,las risas rebotaban por el pequeño cuarto gris entibiándole el corazón, sí maestra, sí ,se salva.
Escuela 92 de Millán y Castro, la humedad colándose en la paredes,¿Julita , compañera, sos tú?, le daba miedo abrir los ojos ante esta aparición de su pasado, soy la hija de Julita y , el olor a alcohol mareaba en este hospital , tu amiga.
Entonces  recordó a esa hija de la vida. Había aparecido cuando se rompió el tobillo. Era todo para ella y estaba allí.